Acupuntura Social

Pequeños cambios, grandes transformaciones.

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Incomodidad

La incomodidad es un vehículo de crecimiento emocional, espiritual y físico. Evitar la incomodidad es rechazar nuestro impulso natural por mejorar. Nuestra actitud frente a la incomodidad va a determinar en gran medida nuestra capacidad para desarrollar nuevas habilidades.

Si tengo una tendencia hacia el hedonismo, en gran medida alimento la creencia de que la incomodidad es un estado negativo. Pero si no juzgo ni etiqueto este estado, sino que lo acepto como un aspecto inherente a la vida, facilito en gran medida el proceso pedagógico. De nuevo la mente y los pensamientos tienen un papel decisivo en este ámbito.

Todos tenemos una resistencia al cambio. Nuestros sistemas más primitivos tratan de salvaguardarnos de peligros y evitar que nos expongamos. Hoy en día estos miedos poco o nada tienen que ver con riesgos relacionados con nuestra integridad física, sino más bien con estados emocionales que queremos evitar a toda costa como la vergüenza, el ridículo, el rechazo social, el sentimiento de inadecuación, o la misma culpa.

Pero la realidad es que el verdadero bienestar viene de vencer la pereza y que las acciones motivadas por el amor hacia nosotros mismos, y hacia los demás, puedan más que la desidia. Esa sensación de victoria y de satisfacción cuando no nos vemos doblegados ante esa vocecilla interna que tratar de disuadirnos de nuestros nobles propósitos, es inigualable.

He confundido a menudo la comodidad con el bienestar, y la verdad es que a veces se parecen mucho. Pero la comodidad no implica bienestar, y el bienestar lleva implícito cierto grado de comodidad vital. Puedo estar muy cómodo, pero sentirme solo, vacío, insatisfecho…

El bienestar no depende de lo que tengo, sino de lo que entiendo que soy. Tiene que ver con la calidad de las relaciones que nutren mi alma, empezando con la que tengo conmigo mismo. También con el nivel de paz interior que he logrado cultivar en mi vida.

La comodidad es un sucedáneo que crea un espejismo de seguridad y nos da un cierto sentido de orientación existencial. La realidad es que como con muchos aspectos de la sociedad occidental, le hemos dado demasiado poder hasta convertirlo en toda una deidad. El constante impulso por tener un mayor confort material se han convertido en una de las mayores adicciones contemporáneas. Una mayor comodidad económica no implica un mayor grado de amor propio.

Hemos adquirido un tremendo nivel de confort. Hemos integrado completamente un sinfín de ventajas que nos hacen muy intolerantes a cualquier tipo de malestar esporádico. Se trata del poderoso principio psicológico del contraste: cuando más confort alcancemos, menos estaremos dispuestos a perderlo.

Pero esta peligrosa inercia nos hace personas dóciles, blandas,  maleables, muy egoístas, muy poco solidarias y muy desconectadas. Anteponemos no perder en ninguna medida ninguno de estos placeres, a salir de nuestra zona de confort para defender valores colectivos más nobles.

Es comprensible además que para las personas que no han disfrutado de todas las ventajas que tiene la sociedad del bienestar, disfrutar de un contexto así se les presente como  una auténtica panacea. Posiblemente se trate de la mentira mejor contada, la estrategia de manipulación mejor diseñada de la historia de la humanidad.

Es muy importante ver que esta mentira da carta blanca a los poderosos para campar a sus anchas. Estamos sacrificando nuestro derecho a medrar a cambio de unas cuentas migajas. La pasividad y el egoísmo nos convierten en cómplices de todos los excesos que sientas que se están cometiendo en este momento de la historia.

Forjemos un futuro en base a nuestras fortalezas, y no a nuestras debilidades. Somos esclavos de las distracciones, del materialismo , de la imagen… ¿de verdad crees que la evolución nos ha traído aquí para esto? Personalmente tengo una visión  más elevada para el hombre.