La meditación es una forma de entrenamiento mental donde se regula y potencia nuestro estado de consciencia. Su práctica diaria genera cambios neurológicos  en el cerebro después de ocho semanas (Sara Lazar, Ph.D, Harvard). Esta experta en neurociencia ha comprobado que la meditación aumenta el grosor de la corteza cingulada (sistema límbico), la parte del cerebro responsable de la mayoría de los sentimientos, desde la emoción hasta la atención, el aprendizaje y la memoria. El hipocampo izquierdo, imprescindible en el aprendizaje, las capacidades cognitivas, la memoria y la regulación de las emociones, también había aumentado de grosor. Así mismo aumentó la unión temporoparietal, asociada a las relaciones sociales, toma de perspectiva, la empatía y la compasión. La amígdala, la zona del cerebro responsable de la ansiedad, el miedo y el estrés, se redujo, con una consecuente disminución de los niveles de estrés en el individuo. Se observó del mismo modo una mayor cantidad de materia gris en la corteza sensorial. Por último se pudo comprobar que en individuos que habían meditado de forma regular a lo largo de sus vidas existía una menor degeración del cortex prefontal, es decir que habían detenido el envejecimiento de sus cerebros.

La contundencia de los resultados en estudios de neurociencia relacionados con la meditación en intervenciones de corta duración es absolutamente abrumadora. Otro buen ejemplo de ello es el Center for Healthy Minds, un proyecto de la Universidad Madison (Wisconsin, Estados Unidos) y el propio Dalai Lama. Su máximo responsable es Richard Davidson, neurocientífico de la universidad y uno de los investigadores más importantes de los entresijos del bienestar vinculados al funcionamiento del cerebro. Promueven investigaciones sobre diferentes hábitos mentales como la meditación, la potenciación de habilidades emocionales, la creatividad, la autoestima, la concentración… Potencian las mentes saludables mediante los resultados de estudios donde se analizan los beneficios de distintas rutinas mentales.   

A modo de ejemplo, en un estudio donde se integró la meditación durante 20 minutos en diferentes escuelas,  tres días a la semana,  durante 8 semanas,  un entrenamiento en meditación, gratitud, la cooperación, la amabilidad, la respiración consciente se obtuvieron los siguiente resultados:

Los profesores observaron el espíritu de colaboración ascendía drásticamente como muestra el siguiente gráfico.

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Por otro lado se realizó un experimento donde se instaba a niños de 4 y 5 a regalar pegatinas que se les entregaba. En 8 semanas el grado de empatía que se conseguía fue sorprendente como muestran las siguiente gráficas:

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También me dejó muy sorprendido el caso de la David Lynch Foundation, una fundación que apoya y promueve programas en las escuelas para que las tecnologías de la educación basada en la conciencia estén disponibles en todos los niveles  para los estudiantes, para los padres de familia, para los profesores, y para la sociedad alrededor, con becas y construcción de escuelas. La meditación trascendental se encuentra en la raíz de todas sus intervenciones.

El programa de educación basada en la conciencia es de fácil implementación en cualquier establecimiento educativo, sin necesidad de modificar el plan de estudios académicos existente.

Incluye las siguientes etapas:

  1. Enseñanza de las tecnologías de la conciencia. Un equipo de profesionales calificados enseñará estas simples técnicas mentales a los alumnos y profesores quienes practicarán este programa en clase por 10-15 minutos al principio y al final de la jornada escolar.
  1. Se realiza el seguimiento y revisión de los resultados. Se hace un seguimiento frecuente de la práctica de la tecnologías de la conciencia para asegurar su correcta aplicación. También se documenta los múltiples beneficios que los practicantes experimenten en el tiempo.

No hay ninguna duda de que la meditación aumenta la capacidad de concentración, potencia la capacidad para aprender, aumenta el ánimo y la capacidad de colaborar, la compasión, la creatividad, la capacidad de gestionar nuestras emociones, y en general el bienestar del individuo… ¿a qué demonios estamos esperando para cultivar este hábito?

Tal vez sea necesario vencer los prejuicios asociados a esta práctica. Al margen de la espiritualidad las ventajas cognitivas son evidenes.

Nuestro cerebro, al igual que nuestro corazón, tiene una carga eléctrica y una magnética. Me viene a la mente la frase de, en lo que a mi respecta, uno de los mayores genios que ha existido hasta el momento, Nikola Tesla: “Si quieres entender el Universo, piensa en energía, frecuencia y vibración”

En relación al cerebro, existen cinco frecuencias de ondas cerebrales distintas: Beta, Alfa, Theta, Delta y Gamma. Cada frecuencia, medida en ciclos por segundo (Hz), tiene su propio conjunto de características que representa un nivel específico de la actividad cerebral y por lo tanto un estado único de la conciencia.

  • Beta (14-40Hz) está presente en la conciencia normal de vigilia y el estrés.
  • Alfa (7.5-14Hz) en profunda relajación.
  • Theta (4-7.5Hz) en la meditación y el sueño ligero.
  • Delta (0.5-4Hz) en el sueño profundo sin sueños y la meditación trascendental.
  • Gamma son más rápidas (por encima de 40 Hz) y se asocian con una repentina introspección.
  • Alpha-Theta 7-8Hz – la puerta de entrada a la mente subconsciente.

Nuestro cerebro es un órgano muy complejo, pero en esencia es importante que comprendamos que tenemos áreas más primitivas relacionadas con la subsistencia y los impulsos primarios (cerebro reptiliano), y áreas evolutivamente más avanzadas que se relacionan con la creatividad y niveles más altos de consciencia.

Si percibimos que estamos en una situación de peligro, nuestra amígdala centraliza todos nuestros recursos energéticos en la huída. Literalmente desconecta todos nuestros sistemas que no tengan que ver con la capacidad física de escapar. Apaga nuestro sistema inmunológico y todas las zonas cerebrales más evolucionadas.

Vivimos en una sociedad donde se cultiva la idea de que estamos en peligro constante. Parece que estamos siempre en la antesala de un terrible desencuentro para el hombre y para el planeta. Puede que esta impresión sea más o menos cierta. La realidad es que las soluciones que requiere tanto el hombre como el planeta parten del potencial creativo  en cada una de nuestras mentes.

De una forma relativamente sencilla, la meditación facilita que pasemos de una frecuencia cerebral más baja (Beta), a una frecuencia con una mejor conexión entre ambos hemisferios del cerebro, donde nuestro lado derecho (asociado a la creatividad) gana protagonismo (nivel alfa).

El miedo nos mantiene separados, desconfiados, violentos, cohibidos, inconscientes, deshonestos, egoístas, insatisfechos, tristes y desconectados. El hedonismo, el materialismo y la gratificaciones son el único analgésico que nos logra sacar por unos instantes de ese vacío existencial.

Hay algo más. Hay una verdad más profunda. Siento que hay un propósito más noble por el que la naturaleza decidió desarrollar todo ese potencial en el hombre. Creo que es una cuestión de tiempo el que despertemos de esta mentira y empecemos a aprovechar todo el inmenso potencial que tenemos de serie.

Mi visión del ser humano como protector y potenciador de la naturaleza, como fuente de amor y creatividad, como motor de armonía entre las especies, es la mayor fuente de inspiración que tengo para mi desarrollo.

La meditación creo que es un pilar central de esa transformación que nos conecta con nuestra esencia y con nuestro auténtico potencial.

Dentro de poco dedicaré un artículo para explicarte de forma específica qué rutina de meditación practico cada mañana.

Cada persona tiene su propio proceso en cualquier caso. Como he descrito en artículos anteriores creo que es algo muy común ser adicto al sufrimiento y al malestar,  y el bienestar entra en conflicto con esa dependencia emocional. ¿Una de las fórmulas mágicas para aumentar tu nivel de paz interior y serenidad? Sin ningún tipo de duda…meditar.