Acupuntura Social

Pequeños cambios, grandes transformaciones.

Menú Cerrar

Amor propio VS Autoestima

En ocasiones aprendemos algo que nos cambia por dentro. La semana pasada he tenido uno de esos momentos en los que  alguien te enseña algo importante. En este caso se trata de la diferencia entre el amor propio y la autoestima. Para mi no había ninguna diferencia entre estos dos conceptos. Pero la hay, y mucha.

Creo que para la mayoría la autoestima es la confianza que profesamos en el valor que tiene lo que somos. Esta seguridad suele vincularse a nuestro aspecto físico, a nuestra inteligencia, a nuestra profesión, a nuestro carisma, a nuestra creatividad o incluso con nuestra capacidad adquisitiva. Es más, el materialismo es una de las monedas de cambio más comunes para obtener autoestima express en nuestra sociedad.

El amor propio sin embargo es algo mucho más profundo. Se trata de aceptarnos tal y como somos de forma incondicional sin que exista ninguna necesidad de esconder ni desconectar de nuestro ser. Nuestro valor se desliga de nuestras circunstancias. Es un sentimiento de libertad por el que nos sentimos capaces de cuidarnos, de responsabilizarnos de nosotros, y de ser dignos de amor y de felicidad. Es un compromiso donde nos mueve un deseo sincero por darnos amor a nosotros y a los demás. Es un proceso en el que nos es posible fluir sin miedo y conectar con el prójimo con honestidad y una generosidad genuina. Es un nivel de consciencia donde hemos hallado la fórmula para servir a los demás.

Por tanto se puede tener una gran autoestima y que esto no implique ningún tipo de amor propio. Sin embargo el amor propio sí implica de forma inherente la autoestima. Vivimos en la sociedad de los sucedáneos. Perecemos ante el camino más corto, divertido, cómodo o placentero. El amor propio conlleva generalmente un incómodo proceso de introspección y autoanálisis que pocos están dispuestos a emprender. Preferimos comprar esa blusa o esos pantalones que nos quedan tan bien.

El concepto de autoestima para mi ha cambiado en los últimos meses. Ahora se centra por un lado en la confianza en que voy a ser capaz de lidiar con la vida efectividad y afectividad hacia mi, y ser capaz de aprender con lo que me acontezca.  Por otro se relaciona con la humildad para saber cuándo necesito pedir ayuda a los demás. Mi enfermiza autosuficiencia me ha limitado muchísimo. Mi falta de humildad me ha hecho sufrir de forma innecesaria. Ahora es un regalo maravilloso contar con una red de apoyo que me ayuda a poder identificar el sano juicio cuando solo no me es posible vislumbrarlo.

Un buen amigo reflexionaba sobre el concepto del amor propio. Se planteaba creo que con cierta ironía qué sería lo contrario ¿el amor ajeno? Y con esta pequeña reflexión me di cuenta de que no existe tal cosa. Solo podemos experimentar nuestro amor. Podemos reflejar el amor que otros nos profesan, pero el amor siempre es algo que emana de nuestro ser. Si no sabemos amarnos, no nos es posible amar. Cuando hay amor propio no hay apego, ni dependencia. Amar deja de ser un trueque.

Probablemente es el objetivo más ambicioso y complejo al que puedo aspirar en mi existencia. En cualquier caso me ha sido revelador identificar que mi gran anhelo no es como pensaba fortalecer mi autoestima, sino aprender a amarme.